viernes, 9 de julio de 2010

TODO SE ARREGLA EN LA CAMA

Tengo un amigo y una amiga que están felizmente casados y todo lo arreglan en la cama, sitio sagrado donde podemos darnos el lujo de soñar y de reposar para reprogramar las horas perdidas. Este matrimonio es una réplica de una guerra, cada vez que uno de ellos abre la boca, es como si haya explotado una dinamita. Ayer, Pablo me contaba su vida de casado y me decía que si algún día me podía dar un consejo, este era: “Nunca te cases”.

Me explicaba puntualmente que el amor se convierte en rutina y después de unos cuantos meses hasta tienden a faltarse el respeto, lo que provoca una guerra donde uno se acuesta con el enemigo. Es tanta la falta de conciencia cuando se está casado, que ya ni quieres levantarte a su lado, le echas la culpa al clima caluroso para tirarte al suelo y excusarte que fue el calor quien te provocó esa reacción tan repentina.

Me decía Pablo con tanta naturalidad: “El matrimonia cansa, es una buena elección para quien quiere amargarse el resto de la vida, y solo hay una cosa que probablemente sea lo mejor….normalmente cuando se tiene una discusión se arregla en la cama. Si discutís por la comida, preferís no ingerir tus alimentos pero complacer en la cama a tu pareja para que sepa que realmente tenias hambre y preferiste quitarte el apetito con sexo, si se discute por celos, lo mejor es hacerle el amor y mirarla a los ojos y decirle que solo ella o el existe, y así sucesivamente….”

¿Estará equivocado Pablo con su convicción de hombre de cama?, ¿Qué tanta es la probabilidad de que realmente todo se arregle en la cama?, ¿será solo un mito para que la gente se case?, ¿cuántos de ustedes han practicado esta teoría, en el noviazgo o matrimonio?

domingo, 4 de julio de 2010

....PERO MENOS EN LA CAMA

Mi amiga Mariela tuvo un noviazgo como pocas mujeres, se encontró un tipo que le recetaba una dosis extrema de caricias, una manipuladora cadena de besos, un vaivén de miradas coquetas entre un infinito número de detalles. Después de casi tres años de noviazgo, decidieron comprometerse y formar un hogar…

Se casaron el pasado mes de junio y él sigue siendo el hombre más atento que ella haya conocido, la sigue sorprendiendo con flores sobre la cama, serenatas en su ventana, con una amalgama de detalles que enamoran el corazón y desconcentran el alma.

Ayer que hablé con ella le expresé mi emoción por verla felizmente casada, sin embargo me dijo que no es completamente feliz… Ella no tiene queja alguna del hombre con quien se juró amor eterno frente al cura que los casó y frente a los testigos de semejante algarabía. El disgusto que tiene es absolutamente sexual, ella es una mujer eternamente ardiente en la cama, mientras él es un pacífico empedernido y hombre de poca imaginación en el acto sexual. Ella me contó que a veces quiere que él no la acaricie y quiere experimentar un acto masoquista sexual, que la hale del pelo, que le de dos nalgadas entre un incalculable panorama de movimientos bruscos antes de culminar en clímax, sin embargo su hombre no tiene esa misma convicción acerca del sexo, él sigue pensando que el sexo entre su pareja tiene que ser lo más bello, sensible, duradero y cuidadoso…

¿Cómo puede enfrentar ese desaire Mariela?, ¿Habrá que preguntarle a nuestra pareja cómo es en la cama antes de casarse?, ¿cuánto tiempo durará ese matrimonio?, ¿le ha pasado a usted algo similar?